En los últimos 50 años el consumo mundial de magnesio ha bajado y el de calcio ha aumentado debido al uso masivo de fertilizantes con alto contenido en calcio y sin magnesio, al mismo tiempo la enfermedad cardiovascular ha aumentado.
La hipertensión arterial, los infartos del corazón, los derrames cerebrales, la diabetes, la osteoporosis, el envejecimiento acelerado, la ansiedad, la depresión son algunas de las principales manifestaciones de este déficit nutricional. Desafortunadamente, los pacientes reciben medicamentos para corregir los síntomas aunque muchos de ellos tendrían una importante recuperación si se detectara y se diera como suplemento. Es necesario ingerir suplementos alimenticios que compensen la deficiencia nutricional de Magnesio, el Cloruro de Magnesio (Cloru-Mag Plus) es el más recomendado, muchos estudios médicos y científicos han comprobado su efectividad en los tratamientos de las dolencias que aquejan al cuerpo humano.
El Magnesio no es una medicina pero al cubrirle al organismo sus deficiencias se produce un reordenamiento y un equilibrio que se traducen en una notable mejoría. El magnesio rejuvenece el cuerpo y detiene el envejecimiento, permite llegar hasta avanzada edad sin los temidos achaques de la vejez como son; Rigidez Muscular, Calambres, Temblores, Pérdida de la Memoria, Falta de Energía, Endurecimiento de las Arterias. También ha sido demostrada su efectividad para aliviar la Artritis, Artrosis, Osteoporosis, Dolores en la Columna y Nervio Ciático, Migrañas, Síndrome Premenstrual, Diabetes, Cáncer, Mal de Parkinson, entre otras.
Los alimentos que constituyen una rica fuente de magnesio son: vegetales de hojas verdes, nueces, avellanas, almendras, pistachos, legumbres, cereales integrales, cacao, maíz, remolacha, jengibre, guisantes, melocotón y naranja.
Algunas formas de suplementos de magnesio son: cloruro, citrato, hidróxido, sulfato, gluconato, malato y carbonato.
Deficiencia de Magnesio
Además hay diversos factores que incrementan nuestras necesidades de este macromineral. Por ejemplo, una dieta alta en calcio, fósforo o vitamina D dificulta la absorción del magnesio. Estos nutrientes se suelen añadir a alimentos procesados muy consumidos como los lácteos, margarinas, galletas, etc.
El incremento del consumo de alcohol también repercute en las necesidades de magnesio ya que el alcohol produce pérdidas de este mineral a través de los riñones. Las personas que más tienden a ser deficientes en magnesio son aquellas que siguen dietas adelgazantes altas en proteínas y bajas en carbohidratos.
La falta de magnesio puede manifestarse como una deficiencia aguda o como una deficiencia crónica. La deficiencia aguda ocurre cuando se produce una pérdida de fluídos corporales, como en los problemas de riñón, diarreas, enteritis, colitis ulcerosa o alcoholismo. Esta fuerte deficiencia disturba el correcto funcionamiento de los nervios y de los músculos , haciéndolos hiperexcitables, y produce temblores, convulsiones, excitabilidad, vértigo y problemas de comportamiento.
Por otro parte la deficiencia crónica ocurre después de muchos años de ingesta deficiente y de pérdidas de magnesio. Esta deficiencia afecta a la salud de las células y, por tanto, está relacionada con enfermedades relacionadas desde con el sistema nervioso y muscular hasta el sistema óseo, el sistema inmunitario o la regulación del azúcar en la sangre. La deficiencia de magnesio tiende a causar un estado tenso de nervios y músculos y parece ser un factor determinante en algo cada vez más común como es la hiperactividad infantil. Además el déficit de magnesio tiene efectos mentales como aprensión, confusión y desorientación.
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